Capitulo 15 - ¿Eras tú?

Siempre me han dicho que cuando un día todo parecía gris al día siguiente todo parecía mucho mejor. Pues entonces yo era la excepción que confirmaba la regla. Yo no veía que nada estuviese mejor, yo seguí viendo todo negro, la oscuridad seguia rodeandome, como si quisiese recordarme minuto a minuto, segundo a segundo lo que había pasado con Dani.
Que no iba a estar con él otra vez era mi realidad y eso lo hacia aun peor. Se que puede ser muy extremista pensar que al no estar con él el mundo no parecía el mismo, tenia un sentimiento mas triste, parecía mas apagado, pero creo que se me puede permitir pensar eso cuando por fin he logrado al chico de mi vida y la he fastidiado completamente y de la peor forma posible. Me merecía una banda donde pusiese lo tonta que había sido. Estaba claro que no la iba a conseguir.
Me había levantado y lo primero que había visto era una figura borrosa en mi cuarto. Me froté los ojos para intentar ver mejor de quien se trataba.
- ¿Que haces aquí?
- Vengo para ver como estas - me contestó Mireya sentándose a mi lado en la cama.
- Pues estoy dormida así que si no te importa... - me tumbé otra vez en la cama y me tapé por completo con la manta. Me daba igual que hora fuese no quería salir de mi cama. Nunca mas.
- Pues es hora de despertar Bella Durmiente - dijo Mireya tirando mi manta al suelo.
Me levanté para ir a cogerla, me estaba irritando. Normalmente cuando me despertaban, depende de que manera fuese, no me despertaba muy receptiva por decirlo de alguna manera, pero no estaba de humor para nada. Desaparecer era una idea que cada vez se me sugería mas apetitosa.
- Solo quiero dormir Mireya - le dije mientras recogía la manta del suelo.
- ¿Tan mal fue? - no lo aguante mas y le eche una de esas miradas de "¿tu que crees?" y me volví a la cama - Vale me lo tomaré como que ha salido mal.
De verdad para una cosas tan listas y para otras... en fin que le íbamos a hacer. No me apetecía nada empezar con el momento soy tu amiga puedes contármelo eso te va a ayudar. No me iba a ayudar contárselo, solo me iba a recordar una vez mas lo ocurrido y para eso no me hacia falta decirle nada a Mireya, ya lo hacia yo solita. Que le vamos a hacer, me gusta torturarme. Es como si viniese en mi ADN.
- ¿Me vas a contar que paso? - me preguntó asomándose por mi manta.
- No me apetece nada hablar de eso en este momento.
- ¿Tan mal tan mal fue?
- Mireya ¿de verdad pensabas que cuando Dani se enterase de que le había engañado con mi ex iba a hacer como si nada? Claro que fue mal. Fue peor incluso de lo que me esperaba. Dani lo sabia Mireya, sabia que lo había engañado. Me vio con Tom, el me iba a buscar para que saliésemos y yo estaba con mi ex. Ni siquiera era capaz de mirarme a la cara y cuando lo hacia la rabia y la decepción brillaban en sus ojos. Nunca me he sentido tan mal por nada en mi vida. Soy lo peor.
- No eres lo peor Vero, no creo que nunca lo seas, solo estabas confundida. Cometiste un error ¿y qué? Eres humana.
Si fuera tan simple. Si era humana y si había cometido un error, pero eso no quitaba para que fuera lo peor que había hecho en mi vida.
- No quiero llorar mas, bastante lloré ayer. Incluso me vio un chico llorar, así de bajo caí ayer. No quiero volver a pasar por eso.
- Mira tengo una idea, como las dos estamos en fase depresiva por nuestra gran suerte con los chicos ¿que te parece irnos a mi pueblo?
- No se Mireya, no es que este con un gran animo para ir a tu pueblo.
- Vero, te vendrá bien despejarte un poco, cambiar de aires, ya sabes. Además no vas a estar metida en este cuarto de por vida, me niego a que eso sea así. - lo dijo como si estuviese indignada, hasta cruzo los brazos sobre su pecho para darle mas énfasis, lo que hizo que me riera.
- Ya, pero aunque quisiese hay todavía tengo madre, y si ella no quiero yo no me puedo ir.
- De eso me encargo yo, ¿tu crees que podría decir que no a esta carita? - dijo pestañeando repetidamente.
- Se podría negar - la dije tirándola un cojín a la cara.
- Pero es casi imposible
Fuimos al salón para preguntarle a mi madre si podía ir con Mireya y sus padres al pueblo. Después de una larga negociación que implicaba llamarla, portarme bien... aceptó que me fuese. Tenia que admitir que la idea de irme al pueblo mejoraba según iba pasando el tiempo.
- Te presentaré a todos mis amigos a Lucia, Gemma, Xabi, Pau y a todos los demás. - me había dicho Mireya justo después de que mi madre dijera que si. Mireya estaba mas ilusionada que yo.

***

No me podía imaginar como seria el pueblo de Mireya, que gente habría... además eso de conocer a sus amigos me daba mucha vergüenza normalmente me costaba hacer amigos. Al principio era excesibamente callada, luego como todo el mundo me soltaba  y entonces no había quien me parase.
La semana había pasado rápido y el sábado por fin había llegado. Me había levantado pronto para meter las ultimas cosas en mi maleta, además había quedado pronto con los padres de Mireya para así no pillar mucho atasco. Odiaba cuando nos encontrábamos en una caravana, el tiempo parecía estirarse infinitamente cuando te encontrabas en una, bueno si nos tocaba entrar en una por lo menos estaría con Mireya y el tema de conversacion no faltaría.
Mireya me había preguntado por el chico que me había hablado cuando estaba en plena llorera, no la pude contar mucho, ni siquiera como era ya que no le había visto debido a mis lágrimas. Quien sabe, igual en otro momento nos encontrábamos, aunque era improbable, yo me pasaría dos semanas en el pueblo de Mireya y cuando quisiera volver estarían a punto de empezar las clases, además ¿como pensaba reconocerle? Igual si le volvía a ver, pero ni siquiera sabría que era él. ¿Cuantas posibilidades habría de que él se acordara de mi? Nulas. Igual si se acordaba de mi, pero lo recordarían como la chica estraña que estaba llorando en plena calle.
No tardamos mucho en ir al pueblo de Mireya, menos de tres horas. Si, puede parecer mucho tiempo, pero no lo es cuando te pasas todo el viaje con tu mejor amiga hablado, escuchando música o cotilleando, incluso todo a la vez. Una mujer puede hacerlo.
El pueblo era un pueblo con todas las letras. Si, lo se no es una gran definición, pero ahora me explico. Era uno de esos pueblos donde se podría decir que no vivía nadie a lo largo del año y si vivían seria de tres a cinco personas, claro esta todas mayores. No había nada aparte de un bar que también hacia de tienda de golosinas, pero tenia su encanto. Las calles de piedra igual que las casas, la iglesia con su frontón una campa donde había porterías y columpios y una fuente donde iban a coger agua.
Era poco, sencillo, antiguo, pero era el sitio perfecto para relajarse, la tranquilidad seria un sinónimo de ese pueblo.
Cuando pasamos al lado de unos chicos que estaban sentados en la campa hablado el padre de Mireya tocó el claxon, haciendo que el grupo se girara a mirar el coche. Supongo que lo reconocieron porque se pusieron a saludar, y algunos hasta se levantaron. Estos serian los amigos de Mireya, lo que me ponía nerviosa. ¿Ysi no encajaba? A mi no me conocían de nada y a Mireya la conocían de toda la vida. Sabia que Mireya no me dejaría sola, pero aun así me sentía nerviosa.
El coche de Mireya avanzo por lo que parecía la cuesta principal y paró enfrente de una verja que tenia color crema. Esa seria la casa de Mireya.
Nada mas parar el coche Mireya se bajó del coche y yo la seguí. Ni siquiera esperó a que dejáramos las maletas en casa, me llevó casi a rastras cuesta abajo.
- Vamos al frontón, seguro que nos están esperando ahí.
- Querrás decir que te estarán esperando ahí.
- Sí, lo que sea. Les vas a caer bien Vero, así que no te preocupes.
Se me ocurrían cosas para responderla como "Como se nota que no eres tu a la que no conocen", pero sin embargo me limité a seguirla.
Como ella había dicho sus amigos nos estaban esperando en el frontón, había dos chicos y dos chicas, mas o menos serian de nuestra edad.
- ¡Ahi está!
Me quedé un poco asustada al ver como todos venían practicamente corriendo a saludar a Mireya. Yo por mi parte me fui un paso hacia atrás para no molestar y porque si una cosa se hacer bien es pasar desapercibida. Me sentía un poco incomoda viendo como todos la saludaban con tanta alegría sin darse cuenta de que yo estaba ahí.
Para pasar el tiempo me dediqué a mirar todo lo que me rodeaba, los arboles, el césped, el cielo, la iglesia, el frontón y... y al parecer no todos habían salido corriendo a saludar a Mireya. Había un chico de cabello rubio sentado en el frontón.
- ¡Xabi! ¿no vienes a saludarme? - gritó Mireya, lo que hizo que apartara la mirada del chico rubio.
- ¿Para que ir allí si se que vas a venir aquí? - le respondió Xabi
- ¡Anda carne fresca! - me giré para ver quien había dicho eso. Solo que no esperaba que ese comentario fuese para mi - Ñam ñam.
La verdad me asustó mas de lo que me hizo gracia, normalmente los chicos no suelen hacer esos comentarios cuando se me acercan, que digo nadie suelta un comentario así cuando conoce a alguien.
- Pau la vas a asustar - le regañó una de las chicas - Yo soy Gemma.
- Vero, encantada - dije sonriendola, parecía simpática.
- ¿Osea que tu eres la famosa Vero?
- Supongo, pero no sabia que era famosa.
- Para nosotras si, Mireya siempre habla de ti. - me dijo la otra chica - por cierto soy Lucia.
- Encantada. Mireya, no sabia que hablabas de mi.
- Son unos exagerados, tampoco hablo tanto de ti.
- ¡Noooo, que vaaa! - contestaron los tres a la vez. Lo que hizo que me riera.
Después de que terminasemos de reírnos fuimos a donde se encontraba Xabi sentado.
- Bueno vamos a terminar con las presentaciones, Xabi esta es Vero, la famosa Vero. - el que hizo las presentaciones fue Pau, enfatizando en la palabra famosa.
- Hola - le dije
- Hola.
No se como explicarlo, pero me parecía extraño la forma en que Xabi me había mirado. Cuando  nuestras miradas se habían encontrado por primera vez parecía estar sorprendido, vale eso podría ser normal nadie esperaba que la "famosa" Vero apareciese, pero luego me miraba no se raro. Me miraba con curiosidad, como si esperase algo. Lo que me ponía un poco nerviosa.
Estuvimos hablando toda la tarde. Había sentido la mirada de Xabi sobre mi, pero cada vez que me volteaba a mirarle él dejaba de mirarme. Parecía un juego de haber quien atrapa al otro mirándole.
- Salimos a la noche ¿no? - pregunto Pau
- Claro - respondieron todos.
Cada uno nos fuimos a nuestras casas, todos vivían en la parte baja del pueblo, menos Xabi que subió casi toda la cuesta con nosotras.
- Nos vemos luego - se despidió
Después de cenar le dije a Mireya que me iba a dar una vuelta. Al principio no le gustó mucho la idea porque decía que no conocía esto y que me podía perder blah blah blah, pero yo le dije que el pueblo no era tan grande como para perderme así que la terminé con venciendo.
Me fui cuesta arriba, a la torre, como la llamaban ellos, no sin antes decirle a Mireya que  nos encontraríamos en el frontón, que era donde habíamos quedado con los demás.
Subí a la campa y así poder pensar sin que nadie me interrumpiese, quería pensar en como habían cambiado las cosas, en todo lo que había pasado en vacaciones.
Otra de las cosas de este pueblo era que desde donde estaba se podían ver perfectamente cada una de las estrellas que estaban pintadas en el cielo, parecían iguales, pero cada una como cada persona era distinta, era especial.
Me senté en la hierba, estaba un poco húmeda porque la temperatura había empezado a descender, pero me daba igual yo solo quería contemplar la maravillosa vista que tenia encima de mi.
- Bonitas ¿verdad? - me pegué tal susto que sentí como mi corazón se paraba por un instante - Lo siento, no quería asustarte.
- No pasa nada ¿que haces por aquí?
- Dar paseos ayuda a pensar, por lo menos a mi.
- Si - me vino el recuerdo del chico que me había dicho exactamente lo mismo cuando me encontraba mal - eso me habían dicho.
- Parece que estas mejor
- No te entiendo Xabi, ¿estar mejor?
- Que estas mejor que el otro día, llorar no te sienta bien.
Eso no podía ser, Xabi no me había visto, seguramente me estaba confundiendo con otra persona.
- Hoy no entiendo nada.
- El otro día, estabas llorando cerca de un parque
- ¿Eras tu?
- Si, era yo
No sabia que decir, me quedé completamente en blanco. Él era el chico que me había visto llorar, el día que Dani me había dejado. Por eso me había mirado de esa forma. Se había sorprendido porque ¿quien piensa que se va a encontrar con la chica que días antes habías visto llorar? Igual Xabi había esperado que le reconociese, pero con el mar de lágrimas que era en ese momento me había sido imposible reconocerle. Si hubiese venido Pau y me hubiera dicho que había sido él el chico misterioso me lo habría creído también. Ese día iba a ciegas.
- De ahí que me miraras como una cosa rara
- Bueno no es que pensara encontrarte aquí y...
- Y que fuese la "famosa" Vero - dije haciendo comillas con mis dedos
- Exacto - dijo sonriendo
Nos quedamos un rato mas viendo las estrellas uno al lado de otro, en silencio, pero se sentía bien que no me hubiese preguntado el porque de mis lágrimas. Bajamos al rato para encontrarnos con los demás, todos estaban allí ya.
La noche transcurrió haciéndonos preguntas, sobre todo a mi por ser la nueva, pero por el contrario de lo que pensaba no me había sentido excluida, es mas me sentía parte del grupo en tan solo unas horas.

Querido diario:
Me ha sentado bien cambiar de aires, sin duda me hubiese arrepentido si no habría venido. Solo llevo un día y ya me siento una mas ¿No es raro? Para ser yo si que lo es, pero me gusta.
Todos se han portado muy bien conmigo, Lucia y Gemma son geniales, muy simpáticas; a Pau todavía me cuesta pillarle el punto, es un poco rarito, hay veces en la que me llega a asustar, pero es gracioso, y bueno Xabi ya es mundo a parte.
No sabia que el chico por el que me había estado preguntando si lo volvería a ver justo estaba aquí y era amigo de Mireya, si como lo lees. Xabi es el chico misterioso que vino donde mi y me dijo que aunque lo pareciese en ese momento mi mundo no se acaba por lo que me estaba pasando. Ahora creo que es verdad, con el tiempo lo superaré y aunque ahora duele algún día mi herida se cicatrizara.
Solo he hablado un poco con Xabi pero me da la sensacion de que nos vamos a llevar muy bien, me gusta este chico.

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